Equipo de investigadoras de la Facultad de Educación y Hdes. de la Universidad del Bío-Bío examinó el significado que le atribuyen al juego las educadoras que desempeñan su labor con párvulos menores de tres años.
La investigación, liderada por la académica Carmen Mena B., señala entre sus antecedentes que, a pesar de que el juego es un aspecto central en la educación infantil, éste ha sido sistemáticamente desplazado o escasamente valorado por las propias educadoras de párvulos, dejando de promoverse e intencionarse su uso como estrategia formativa inclusive con niñas y niños de edades muy tempranas. Esta tendencia, la de relegar a un plano secundario el juego infantil, se ha instalado por años en la educación parvularia, la que se ha caracterizado por tener a los “niños sentados en sillas, aprendiendo letras y números a una edad en que solo buscan explorar a través del juego, descubrir el mundo con sus ojos y sus manos”, señalan en el artículo publicado en la revista Cuadernos de Investigación Educativa.
En este contexto, de relegamiento del juego infantil como actividad fundamental del ser humano en los primeros años de vida y como estrategia para la enseñanza, es que el equipo de investigadoras se propuso indagar sobre el significado que le atribuyen al juego las educadoras de párvulos que desempeñan su labor con niños menores de tres años. Para ello dispusieron de un diseño de estudio de casos con informantes clave de dos ciudades del centro-sur de Chile, bajo la metodología cualitativa de investigación y desde el marco interpretativo dado por la Fenomenología Hermenéutica. Participaron seis educadoras de párvulos del Nivel de Sala Cuna (0 a 2 años) y Nivel Medio Menor (2 a 3 años) de instituciones de atención a la primera infancia, a quienes se aplicó la técnica dialógica de entrevista semiestructurada.
Uno de los principales hallazgos del estudio dice relación con una postura que rompe con la tendencia documentada, y es que existe “una significativa valoración del juego por parte de las educadoras participantes”, reconociendo en éste múltiples alternativas de aprendizaje, destacando dimensiones cognitivas, emocionales y de socialización.
No obstante, en palabras de las propias informantes clave del estudio, se señala que “(el juego) fue perdiendo legitimidad porque se fue dando paso a metodologías de enseñanza que llevaron a la escolarización temprana de los niños a partir del uso reiterado de recursos más pertinentes a los niveles educativos superiores”.
Patricia Arteaga, investigadora y co-autora del estudio, señala que “Si bien es cierto que las Educadoras manifiestan la relevancia del juego a nivel discursivo, este no se hace vida en el aula, existiendo una brecha entre su pensamiento y acción. Las estrategias que implementan no responden directamente a la potenciación y promoción del juego en las niñas y niños. Una de las razones que podría explicar esta situación responde a la presión externa que tiene sobre su labor profesional asociada a los énfasis en el logro de aprendizajes vinculados a la lectura, escritura y matemática, en tanto son ámbitos disciplinares medidos en pruebas estandarizadas (SIMCE). Esta demanda, implícita o explícitamente, ha conllevado al descuido de dimensiones humanas tan relevantes como lo son el desarrollo socioemocional, lo artístico, la creatividad y, evidentemente, el juego como actividad natural y central del ser humano fundamentalmente en los primeros años de vida”.
Paralelamente a este hallazgo, las investigadoras lograron develar que esta positiva valoración del juego cambia de sentido al momento de su implementación, vale decir, se le instrumentaliza como estrategia didáctica, perdiendo así su carácter lúdico, restándole protagonismo a las niñas y niños en el desarrollo de dicha actividad.
Para Carolina Flores Lueg, académica y parte del equipo de investigación, “la instrumentalización del juego responde a una práctica docente en la que el protagonismo lo adquiere el adulto, pues, de acuerdo con los resultados, son las educadoras quienes definen y/o deciden los tipos de juego que va a promover, los tiempos y los espacios para desarrollarlo. De este modo, el juego espontáneo o autodeterminado por el párvulo queda relegado a un nivel inferior. Se espera que este hallazgo invite a las educadoras a reflexionar críticamente sobre su propio desempeño para avanzar hacia una práctica docente que genere condiciones pedagógicas óptimas para facilitar el desarrollado de esta actividad, donde la acción del adulto se sitúe desde la observación, la escucha y lectura constante de las actuaciones de las niñas y niños en sus juegos y, por sobre todo, una acción docente respetuosa de sus intereses, acciones y condiciones innatas según su etapa de desarrollo”.
Ref.: Mena Bastías, Carmen Patricia, Flores Lueg, Carolina Bernarda, Arteaga González, Patricia Eugenia, Saldaña Espinoza, Dalys, & Navarrete Troncoso, Eliana Lucía. (2021). Juego en primera infancia: aproximación al significado otorgado por educadoras de párvulos1. Cuadernos de Investigación Educativa, 12(1), 73-89. Epub 01 de junio de 2021. https://doi.org/10.18861/cied.2021.12.1.3063
Contacto:
Carmen Mena Bastías, cmena@ubiobio.cl
Carolina Flores Lueg, cflores@ubiobio.cl
Patricia Arteaga González, parteaga@ubiobio.cl
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