Un reciente estudio publicado en Scientific Reports ha descubierto que la pérdida del olfato (anosmia), una de las secuelas más comunes del COVID-19, podría tener consecuencias neurológicas a largo plazo. Los investigadores encontraron alteraciones en la estructura y función cerebral de personas que sufrieron anosmia durante su infección, sugiriendo que esta afección podría ser un indicio de cambios significativos en el cerebro que persisten después de la recuperación.
El equipo de científicos reclutó a 100 adultos en Santiago, Chile, que habían superado infecciones respiratorias, incluyendo casos de COVID-19. Los participantes fueron divididos en dos grupos: aquellos que habían padecido COVID-19 y aquellos que habían tenido otras infecciones. Mediante una combinación de pruebas cognitivas y escáneres cerebrales en dos sesiones, los investigadores evaluaron la función y estructura cerebral de los participantes.
Los resultados fueron reveladores. Los individuos que habían experimentado pérdida del olfato durante su enfermedad mostraron cambios en áreas clave del cerebro relacionadas con la toma de decisiones, así como una disminución en la actividad cerebral al evaluar opciones. A nivel estructural, los escáneres cerebrales mostraron un adelgazamiento en regiones específicas del cerebro y una reducción en la integridad de la materia blanca, crucial para la comunicación entre diferentes áreas cerebrales.
El método utilizado incluyó pruebas de comportamiento y tomografías por resonancia magnética (MRI) que midieron la actividad cerebral durante tareas de toma de decisiones. En particular, se observó que las personas con historia de anosmia presentaban un mayor grado de impulsividad al tomar decisiones, lo que sugiere alteraciones en su capacidad para evaluar y sopesar las alternativas.
Este estudio es uno de los primeros en establecer una conexión directa entre la anosmia provocada por el COVID-19 y los cambios duraderos en el cerebro. Aunque aún existen limitaciones, como la falta de escáneres previos a la infección, los hallazgos aportan una nueva comprensión de las posibles consecuencias neurológicas a largo plazo de la enfermedad.
Los investigadores tienen previsto realizar un seguimiento a largo plazo de los participantes para determinar si estos cambios cerebrales persisten con el tiempo y si impactan en su vida diaria. También buscan explorar posibles terapias para quienes experimentan efectos cognitivos y neurológicos persistentes tras recuperarse del COVID-19.
Estos hallazgos subrayan la importancia de identificar factores de riesgo neurológicos asociados a la infección, lo que podría permitir un mejor seguimiento y tratamiento de las secuelas post-COVID en el futuro.
PALABRAS CLAVE: Chile; Covid-19, Anosmia; Riesgos neurológicos
REFERENCIA:
Kausel, L., Figueroa-Vargas, A., Zamorano, F., Stecher, X., Aspé-Sánchez, M., Carvajal-Paredes, P., Márquez-Rodríguez, V., Martínez-Molina, M. P., Román, C., Soto-Fernández, P., Valdebenito-Oyarzo, G., Manterola, C., Uribe-San-Martín, R., Silva, C., Henríquez-Ch, R., Aboitiz, F., Polania, R., Guevara, P., Muñoz-Venturelli, P., … Billeke, P. (2024). Patients recovering from COVID-19 who presented with anosmia during their acute episode have behavioral, functional, and structural brain alterations. Scientific Reports, 14(1). https://doi.org/10.1038/s41598-024-69772-y
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