Si has hecho entrevistas, seguramente te has encontrado frente a varias horas de grabaciones y la pregunta inevitable: “¿por dónde empiezo?”.
Muchos investigadores asumen que transcribir es una tarea mecánica, casi un trámite previo al análisis. En realidad, es el primer paso del análisis cualitativo. Lo que hagas (o descuides) en esta etapa define la calidad del trabajo posterior.
Transcribir es escuchar con atención analítica.
Mientras escribes, ya comienzas a notar silencios, matices, énfasis, metáforas o contradicciones. Es el momento donde la conversación empieza a transformarse en conocimiento.
Tres decisiones que marcan la diferencia
1. Define tu nivel de detalle.
Si tu investigación se centra en el contenido temático (qué dicen los participantes), puedes usar una transcripción editada: limpia muletillas y repeticiones sin alterar el sentido.
Si en cambio analizas discurso o interacción, usa el modo verbatim: palabra por palabra, incluyendo pausas y tonos.
En la práctica, puedes alternar ambos: hacer una versión verbatim y luego derivar una copia “limpia” para análisis temático.
2. Crea tu sistema de convenciones.
No necesitas un código complejo, pero sí coherencia. Por ejemplo:
- [pausa] = silencio prolongado
- [risa] o [suspiro] = reacciones emocionales
- MAYÚSCULAS = énfasis
- ((gesto)) = acción no verbal
Anótalas al inicio de tu documento y úsalas siempre igual. Esa coherencia facilita la revisión y la trazabilidad del análisis.
3. Numerar las líneas no es un capricho.
Activa la numeración de líneas en Word o Docs (Diseño de página → Números de línea → Continua). Te servirá para citar fragmentos con precisión, vincular códigos o discutir hallazgos con otros investigadores.
Ejemplo: “Como señala P3, l.142–148, la coordinación fue espontánea más que planificada”.
Aspectos operacionales que te ahorran tiempo (y frustración)
- Usa un pedal o software de control de audio. Herramientas como oTranscribe, Express Scribe o Listen N Write te permiten pausar, retroceder o adelantar con teclas rápidas, evitando el constante cambio de ventana.
- Divide el trabajo. Transcribe 20–25 minutos por sesión y deja espacio para revisar. Es más eficiente que largas jornadas sin foco.
- Guarda versiones numeradas. Usa nombres como
P03_Entrevista_v1.docxy guarda una copia de seguridad en la nube. - Haz una lectura analítica temprana. Antes de codificar, vuelve a leer tus transcripciones con notas al margen. Es ahí donde surgen las primeras intuiciones analíticas.
El secreto está en el ritmo
Transcribir no es repetir lo que se dijo, sino comprender cómo se dijo. Cuando logras ese cambio de enfoque, la transcripción deja de ser una tarea tediosa y se convierte en una fase de descubrimiento.
Esa es la diferencia entre una transcripción “cumplida” y una que abre puertas a un análisis cualitativo riguroso y sensible.
Si trabajas con entrevistas y quieres profundizar en análisis cualitativo, seguiré compartiendo guías prácticas sobre codificación, matrices y uso de software como ATLAS.ti, entre otros.
Soy Alexis, metodólogo dedicado a la enseñanza de la investigación, la divulgación científica y el fortalecimiento del vínculo entre la academia y la sociedad. Trabajo acompañando a estudiantes, docentes y equipos profesionales y académicos en procesos investigativos, siempre con foco en la claridad, la aplicabilidad y el sentido de lo que hacemos. En Metodológica comparto recursos formativos, sin rodeos ni tecnicismos innecesarios, para que investigar no sea un enredo.