La investigación-acción no es nueva, pero sigue siendo una metodología que despierta tanto entusiasmo como recelo. Se ubica en esa frontera fértil donde investigar y transformar la realidad van de la mano. Por eso, cada vez más personas se preguntan cuál es el lugar de la investigación-acción en la producción de conocimiento.
A diferencia de enfoques más tradicionales, la investigación-acción no se limita a observar o describir un fenómeno, sino que propone intervenir activamente para cambiarlo, junto con quienes lo viven. No se hace sobre las personas, sino con ellas.
🔎 ¿Qué es la investigación-acción y por qué importa?
La investigación-acción combina ciclos de diagnóstico, planificación, acción, reflexión y evaluación. Pero lo que realmente la distingue es que quienes participan en la situación problemática (docentes, vecinas, trabajadores, estudiantes, organizaciones territoriales…) no son meros informantes, sino co-investigadores.
Esta forma de investigar da lugar a una práctica profundamente situada, donde el conocimiento surge del diálogo entre saberes científicos, técnicos y experienciales.
🧠 La investigación-acción en la producción de conocimiento
Su principal fortaleza es que rompe con la idea de que sólo la academia produce conocimiento legítimo, al incluir activamente a actores no científicos en el proceso. Así, se generan saberes con pertinencia territorial, impacto social y legitimidad compartida.
Esto ha sido clave en educación, salud comunitaria, desarrollo local, organizaciones sociales y territoriales, entre muchos otros campos.
⚠️ ¿Es científica esta forma de investigar?
Aquí surge una crítica frecuente. Quienes desconfían de la investigación-acción suelen cuestionar su cientificidad, ya sea por su carácter aplicado, por su componente práctico o por su cercanía con la intervención social. La acusan de ser “demasiado subjetiva” o “militante”.
Sin embargo, desde paradigmas cualitativos o críticos, se argumenta que cumple con los criterios fundamentales de una metodología científica: sistematicidad, reflexión crítica, rigor ético y fundamentación teórica. Lo que cambia no es el fondo, sino el lugar desde donde se produce el conocimiento… y con quiénes.
📚 ¿Por dónde empezar?
Si te interesa profundizar en este enfoque, te recomiendo algunas lecturas clave:
- Kemmis, S., & McTaggart, R. (2005). Participatory Action Research. En The Sage Handbook of Qualitative Research. SAGE.
- Elliott, J. (2000). La investigación-acción en educación. Morata.
- Rebolledo, A. (2025) Cómo realizar investigaciones con Actores Externos No Académicos. METODOLÓGICA 🙂
🌱 En resumen
La investigación-acción no sólo es una metodología útil: es una manera de entender el conocimiento como herramienta de transformación. En un contexto donde las ciencias sociales y aplicadas buscan relevancia e impacto, la investigación-acción en la producción de conocimiento ofrece una vía potente, ética y colaborativa.
¿Has usado o pensado en usar investigación-acción en tu tesis, docencia o trabajo territorial? Cuéntamelo en los comentarios o escríbeme si quieres que profundice en algún aspecto en una próxima entrada.

Soy Alexis, metodólogo dedicado a la enseñanza de la investigación, la divulgación científica y el fortalecimiento del vínculo entre la academia y la sociedad. Trabajo acompañando a estudiantes, docentes y equipos profesionales y académicos en procesos investigativos, siempre con foco en la claridad, la aplicabilidad y el sentido de lo que hacemos. En Metodológica comparto recursos formativos, sin rodeos ni tecnicismos innecesarios, para que investigar no sea un enredo.